Jennifer Bilek es la voz de la conciencia y la dignidad. Es el ejemplo de la ética periodística que late al ritmo del feminismo. Y es que esta reina del periodismo de investigación lleva destapando desde hace más de una década las cloacas del transgenerismo. Una ardua e ingente tarea que muestra en su propio blog The 11th Hour y que, pese a que le conlleva amenazas e insultos, no le hace temblar las piernas. Porque como no se cansa de repetir "lo único que importa es que se conozca la verdad de una industria insaciable" que se llena los bolsillos a costa de menores de edad a quienes mutila cuerpo y alma y del sufrimiento de sus familias. "Estoy demasiado ocupada contando que el género es una ofuscación y que lo que está en juego es la deconstrucción de nuestra humanidad en sus raíces sexuadas, como para preocuparme de otras cosas", explica.
Nuria Coronado Sopeña
Precisamente esa ofuscación, esa ceguera social dirigida por el lobbie trans, es la que impide que la sociedad conozca que "el transgenerismo se encuentra en el centro del complejo industrial médico, que según algunas estimaciones es aún más grande que el complejo industrial militar. Transgénero no es un tipo de persona. Es el nombre conglomerado de una serie de presiones corporativas que preparan a menores y personas adultas para la disociación industrial del cuerpo, abriendo así a la humanidad a mayores invasiones corporativas en nuestros cuerpos", recalca.
Una manipulación en toda regla que hace que la gente compre como derechos humanos cualquier cosa. Y quien dice derechos humanos, dice "los pronombres que se están agregando a todo. Lo que hay detrás es una gigantesca infraestructura política global construida para impulsar la normalización de la disociación corporal. Y, supuestamente, todo esto está sucediendo porque los gobiernos, los políticos, Amnistía Internacional, la ONU y otras innumerables organizaciones se preocupan mucho por estas personas con problemas de identidad".
Y es que como cuenta esta reputada y premiada periodista, "hay una agenda política, tecnológica y financiera disfrazada de movimiento de derechos humanos que solo pretende redefinir las normas reproductivas e impulsar a la sociedad hacia un futuro posthumano, socavando y erosionando en última instancia los derechos de las mujeres".
Un libro que inspira a la rebelión social
Ahora, en su incansable labor, suma un hito más. La publicación de un libro en el que no deja títere con cabeza. El título es "Transexual, transgénero, transhumano". En él destripa cómo la sociedad "está experimentando una profunda transformación que la aleja de las realidades biológicas del sexo reproductivo, impulsada por tecnologías emergentes que moldean la percepción que las niñas y niños tienen de su cuerpo desde una edad temprana. La narrativa de la trascendencia de la identidad de género explota su vulnerabilidad, empujándoles hacia un futuro cada vez más medicalizado".
En su obra deja claro que no existe una población trans sino “tran$”. Para Bilek “los «tran$», en todas sus variantes (transexual, transgénero y transhumano), son piezas móviles de un sistema, un conglomerado de poder empresarial, político, social y financiero cuyo objetivo es desvincularnos del mundo biológico, con el que estamos en simbiosis. Este sistema nos está preparando para una simbiosis aún mayor con la tecnología. No son tipos de personas ni comunidades. Las mujeres estamos siendo reducidas lingüísticamente a nuestras partes y procesos corporales: pechos, óvulos, úteros, vaginas. Se nos llama menstruadoras, paridoras, alimentadoras de pecho. Al mismo tiempo, a las niñas y niños se les enseña en todas partes, desde la escuela, las redes sociales, los lugares de culto y los programas de televisión, que pueden elegir su sexo. Se les enseña que son mercancías para el futuro mercado de la reproducción tecnológica: pechos, penes, hormonas, cromosomas, y no sistemas completos ligados al mundo natural. Se experimenta con sus cuerpos y se colonizan sus mentes”.
Una realidad que solo puede cambiarse desde algo tan democrático y necesario como la información. Una vez se conoce el engaño y el enorme daño que causa solo queda actuar. Por eso Jennifer Bilek, aunque reconoce “no saber con exactitud las repercusiones de esta lacra en España”, nos invita a actuar. “La gente tiene que meterse en movimientos de base, en campañas pequeñas e implacables”.
Y nos invita a hacerlo con un ejemplo muy claro. El de Kelly Jay Keen quien desde el Reino Unido fundó Let Women Speak una acción de guerrilla que las élites no pueden controlar. “Ella y su denuncia se saltan la censura desde la calle. Es una fuerza de la naturaleza y creo que su trabajo no se imita lo suficiente. Debemos salir del paradigma médico porque no es un problema médico de raíz. Se convierte en un problema médico cuando se adoctrina a menores y jóvenes para que se dejen castrar, pero esto es un problema de propaganda y adoctrinamiento. Esto también, aunque todo el mundo habla constantemente de género, tiene poco que ver con los estereotipos sexuales. Al igual que las condiciones intersexuales, son otra pista falsa, es una ofuscación para alejarnos del ataque legal, social, lingüístico y político contra el sexo reproductivo”.
Proteger a menores
Tal y como la escritora denuncia, quedarse de brazos cruzados ante esta realidad es entregar a nuestras y nuestros menores, y con ellos a toda la sociedad, a una industria pornográficamente egoísta. “Se trata de un rentable proyecto eugenésico con fundamentos tecnológicos y religiosos, que se impulsa de forma amplia e implacable y que funciona como el adoctrinamiento de una secta. La industria médica hace las cosas sucias para obtener beneficios, pero este es un culto religioso tecnológico que convence a la gente de que pueden trascender su humanidad. Se dirigen a niñas y niños que entran en la pubertad, que tienen sentimientos complicados sobre su cuerpo y que son extremadamente conscientes de su imagen. Se les está vendiendo la trascendencia de su realidad sexuada, así que, por supuesto, los comportamientos sexuados entrarán en juego. Todas las generaciones pasan por esta lucha de identidad. Dirigirse a su angustia es marketing cuidadosamente construido y elevado al nivel de adoctrinamiento de culto”.
En ese falso engaño social de dar derechos humanos a una población que no la tiene se nos vende otra treta como la de la igualdad ya conseguida. Sin embargo, la cosificación y sexualización de las mujeres se está haciendo cada vez más fuerte. ¿Estamos más en peligro que nunca?
Absolutamente, las mujeres están en más peligro que nunca. En las culturas occidentales, las mujeres se han vuelto bastante cómodas con sus libertades. Realmente no han mirado a su alrededor para ver lo que está sucediendo en cuanto a nuestra condición. Esto no se ha hecho hasta que la industria del sexo golpeó con fuerza. Pero esto no surgió de la nada. La industria del sexo es la cúspide del comercio sexual, que ha proliferado y aumentado durante dos generaciones. No hay mayor objetivación sexual que fabricar partes corporales de plástico de la anatomía de la mujer y pasearse con ellas mientras se reivindica la feminidad como hombre, para su gratificación sexual. El derecho de los hombres a los cuerpos de las mujeres está en plena exhibición, junto con su fetiche, obteniendo no sólo aceptación en todas partes -incluidas las salas de juntas corporativas- sino la reverencia. Le dice al mundo que las mujeres son una vestimenta, un juguete sexual y un tratamiento. Este fetiche se está institucionalizando e introduciendo en el mercado. Este deseo y sentido del derecho de los hombres a poseer la feminidad ha tomado el tren bala del porno, alimentado por el dinero, y está en vías de usurpar las capacidades reproductivas femeninas a través de la tecnología. Para que el sistema de «Tran$» se sostenga, las mujeres deben ser derribadas, subordinadas y eso está sucediendo ahora.
¿Cómo vamos a ayudar a una sociedad que está siendo traumatizada sexual y psicológicamente con esta disociación?
Lo que oigo cuando alguien me pregunta qué podemos hacer es “¿qué podemos hacer sin dejar de sentirnos cómodos en nuestras adicciones, nuestros hábitos, nuestros trabajos, nuestras vidas, nuestras relaciones, etc.?” Para estas personas, no tengo respuesta. Si no estás dispuesta a arriesgarte por lo que consideras imperativo y tiene sentido, en este caso tu propia vida y la de tus hijas e hijos, no vas a tener suerte. Las niñas y niños, al igual que las personas adultas, necesitamos salir de la tecnología, de las redes sociales y entrar en comunidades reales en las que nos relacionemos con otras personas sanas, cara a cara, y aprendamos del mundo natural.
Y esto es algo que hay que hacer especialmente con las y los menores porque son el objetivo. Hay que alejarles de la fuente de adoctrinamiento y educacarles sobre ello. Desde el principio. Para que cuando se enfrenten a ello, entiendan lo que es. Si está en sus escuelas, organícense para alejarles. Si es en todos los lugares donde viven, muévanse. ¡No bajen la cabeza! ¡No miren hacia otro lado! ¡Confronten, confronten, confronten! Todo el mundo piensa desde la comunidad que sean otras personas las que asuman los riesgos. Que alguien se encargará de este desastre y que yo puedo estar a salvo. Pues que sepan que, si la gente no se pone manos a la obra, hay más dolor y miedo por venir. Esto es global y se mueve rápido. Los cierres alrededor de Covid, amplificaron un totalitarismo que ya se estaba cociendo.
La financiación filantrópica o el trabajo como el de la fundación transgenerista Victory Institute se aprovechan de minorías étnicas que no han tenido igualdad como las personas negras o de lugares de países subdesarrollados siendo usados como líderes para el movimiento. ¿Y todo el mundo contento?
Al igual que el movimiento de derechos humanos LGB, el movimiento de derechos civiles de las personas negras, junto con el movimiento feminista, o el de los indígenas en Estados Unidos y en otros lugares, han sido copados para servir a estos proyectos autoritarios. La mayoría de la gente no tiene ni idea de lo que está ocurriendo y por eso se alegra de sentirse por fin incluida. La propaganda que vende diversidad e igualdad ha sido implacable y penetrante durante más de una década, pero lo que realmente venden es conformidad autoritaria.
Como dijo recientemente el cantante y compositor inglés Morrissey: “Todo de lo que hablan es de diversidad, diversidad, diversidad, pero lo que realmente es, es conformidad”. Cuando hablan de diversidad, nunca hablan de las grandes cosas que no tenemos en común. Esas cosas se ignoran, y son las que siempre han hecho a los países muy interesantes. Así que, mientras la gente -especialmente de izquierdas a quienes se ha engañado vilmente haciéndola creer que se las incluye en algún nuevo proyecto global de benevolencia-, entra por el aro lo que sucede es que sus culturas y comunidades están siendo destruidas.
El tándem Biden/Kamala es cómplice de esta tortura, pero antes lo fue el matrimonio Obama...
Sí, los “demonócratas”, como me gusta llamarlos, han sido comprados y pagados por filántropos multimillonarios, Big Pharma y Silicon Valley. La multimillonaria familia Pritzker, una de las más ricas de Estados Unidos, puso a Obama en la Casa Blanca para que se convirtiera en el primer presidente “tran$”. Penny Pritzker se convirtió en su secretaria de Comercio, después de sacarle de la oscuridad e introducirlo en la clase multimillonaria de filántropos de la izquierda. Su hermano Jay Robert, conocido como “JB” Pritzker es Gobernador de Illinois. Trabajó para que se cambiaran los planes de estudios escolares de menores para que aprendieran sobre las niñas y niños que sufren agresiones médicas en sus sistemas reproductivos sanos para que parezcan del sexo opuesto.
Los nuevos currículos escolares de educación sexual que instigó eran muy extremos y por el momento las familias pararon sus intenciones. JB también frenó un poco sus planes después de que salieran a la luz los archivos WPATH de la Asociación Mundial de Profesionales de la Salud Transgénero WPATH – que revelan negligencias médicas generalizadas que afectan a la infancia y a personas adultas vulnerables-, el informe Cass, o que muchos países y estados en los EE.UU., retrocediesen en estos asaltos de menores.
Aun así, decidió hacer de Illinois un estado santuario. Eso significa que, si puedes alejar a una niña o niño de sus padres y cruzar la frontera del estado, pueden tener todas las drogas y cirugías para arruinar sus sistemas reproductivos, que quieran. A esto hay que sumar que Jennifer Pritzker, un hombre de 60 años, dos veces casado, que ha tenido hijos, es primo de JB y Penny. Se autoidentifica como mujer. También se pone vestidos. La Fundación Tawani, su institución filantrópica, financia diversas instituciones culturales y médicas, así como oenegés transgeneristas que impulsan la ideología de género en Estados Unidos, Canadá e Israel. Toda la familia ha invertido millones en muchas instituciones educativas, médicas y culturales con el mismo fin. Tanto Biden como Harris no han tenido realmente opción de continuar con las políticas puestas en marcha por Obama. Este proyecto pertenece a Silicon Valley y al Big Pharma. Está dirigido por el gran dinero.
¿Tener que escuchar a Trump como salvador y luchador contra las mal llamadas infancias trans qué te produce?
Habiendo estado muy metido en las maquinaciones que hay detrás de la industria del género tengo muy claro que nadie va a acabar con esto por sí solo. Teniendo en cuenta que esto forma parte de una secta particular del transhumanismo, y que tanto Trump como JD Vance, su número dos, están comprometidos con las tecnologías del futuro y el transhumanismo, no estoy convencida de que vaya a cumplir sus proclamas de acabar con la drogadicción y la mutilación de menores, aunque pudiera. Lo que no hay que negar que al menos lo hace de boquilla. Así que tal vez haya alguna posibilidad de que las cosas cambien en el frente de la destrucción de la vida de las niñas y niños.
La administración Biden/Harris, y cualquiera que venga de la izquierda, claramente haría todo lo posible para anular cualquiera de las leyes que se han aprobado en los estados rojos que intentan restringir estos procedimientos eugenésicos.
No tengo, lo que aquí llamamos, el Síndrome del Transtorno de Trump (TDS), que es una reacción negativa excesiva hacia él. Sufrí de esto la primera vez que fue elegido, pero vi durante su mandato que algunas cosas mejoraron. No hubo nuevas guerras bajo su mandato, por ejemplo. No es la panacea, como tampoco lo es nadie. Sin embargo, está atrayendo a independientes y antiguos demócratas, gente que ha abandonado el partido demócrata con disgusto, como yo. Esto me deja con un mínimo de esperanza de que algunos de ellos pueden hacer algunos progresos en la fijación del absoluto pozo negro de la corrupción en el que se ha convertido nuestro sistema político.
¿Es el feminismo el salvador del fetichismo trans?
No. El feminismo se ha convertido en un gueto en este país. Tenemos una pequeña facción de feministas radicales que están trabajando muy, muy duro para difundir información. Su análisis es sólido, pero es muy difícil llevar a cabo acciones aquí porque nuestro país es enorme y la mayoría de la gente que no pertenece a las clases altas trabaja en la esclavitud.
Para dar una conferencia aquí, hay gastos de viaje, vuelos largos, pago de ponencias y tiempo que se quita del trabajo. Es muy difícil. Las liberales han sido completamente capturadas por el Estado. Están tan adoctrinadas como cualquier trans. Las feministas también son acosadas por la izquierda y la derecha. La izquierda grita terfs y la derecha despotrica sobre la culpa de las feministas en que no haya mujeres dispuestas a quedarse en casa cuidando de la prole.
Por supuesto, esto es una simplificación excesiva y dado mi lugar en el mundo he recogido amistades de la derecha y perdido algunas de la izquierda. Al ser ahora políticamente indigente, estoy más liberada para moverme y no quedar atrapada en mis propias trampas identitarias. Realmente creo que la derecha y la izquierda deben unirse. No estoy segura de que esto pueda suceder si la derecha va por ahí llamando comunismo y marxismo a todo lo que no es comunismo o marxismo y la izquierda llamando fascistas y nazis a la derecha a cada paso. En lugar de intentar mantener conversaciones entre ambas partes, para aprender la una de la otra. El sistema ha hecho un buen trabajo dividiéndonos a la sociedad: hombres y mujeres, derecha e izquierda, etc.
¿Tienes miedo a que te pueda pasar algo por todas las cloacas que destapas?
No, hasta ahora no han atacado a Whitney Webb, la periodista que ha expuesto las conexiones de Epstein con el sistema. Ella ha sacado a la luz cosas mucho más siniestras que yo. Así que, por así decirlo, la uso como barómetro. Aparte de eso, estoy demasiado ocupada para preocuparme en tener miedo por nada.
Gracias, Nuria por esta entrevista. Con Jennifer Bilek ofreces una dura verdad que muy poca gente, incluido el feminismo radical resistente cree en ella. Porque hemos perdido por el corto camino de una década a muchas feministas que están defendiendo la "diversidad" y el relato de los DDHH sobre este tema tran$ (genial el vocablo porque sintetiza el tema). Estoy de acuerdo en que el eslabón mas débil y por donde empieza el engaño, el asedio y la medicación son las niñas y los niños.Ahí está el mayor negocio por lo duradero en el tiempo.Y desde luego es lo mas sangrante. A mí personalmente es lo que me mueve a divulgar información sobre el tema porque no nos engañemos, están engañando cínicamente al mundo, dicho así de grande. No es alentador lo que cuenta Bilek, de hecho es desesperanzador pero leerla a ella y a tí y sentiros tan valientes, ya es una razón más para seguir resistiendo...
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