"Para la industria de la explotación reproductiva la paciente siempre es la compradora, nunca la mujer que castiga su salud para obtener la materia prima de este negocio"

Si hay alguien que hable sin paños calientes y desenmascarando de forma directa y didáctica a una industria romantizada -que se llena los bolsillos con el lucrativo negocio de explotar reproductivamente a las mujeres- es Eva Gutiérrez, integrante de la Coalición Internacional para la Abolición de la Gestación Subrogada (CIAMS). “Esta industria que mueve 600 millones al año se nutre de la materia prima de las miles de jóvenes, muchas de ellas universitarias, que acuden a la llamada publicitaria de la donación de óvulos. A cambio de entre 800 o 1000 euros inician un proceso en el que se las hormona para que sus ovarios produzcan entre 15 o 20 óvulos en un solo ciclo. Luego se las somete a una cirugía menor para extraérselos con una punción. Si se busca información, se habla de que en cada ciclo se extraen entre 15 o 20, pero los datos de la entidad privada Sociedad Española de Fertilidad, que es una entidad privada, hablan que en 2018 se hacían 19.4 de media por punción, más de 290.000 en 15179 ciclos. No hay que olvidar que generamos unos 400 óvulos en toda nuestra vida, os podéis imaginar el estrés al que se somete a nuestro cuerpo con esto”. 

Por todo ello dicha experta se pregunta si de verdad alguien puede creer que ese procedimiento no tiene consecuencias en nuestra salud. Y su respuesta es clara. “Hay que tener en consideración que la falsa donación de óvulos y los vientres de alquiler son mercados muy relacionados, en muchas ocasiones el mismo, y ambos se nutren de mujeres con necesidades económicas. Son un negocio basado en el deseo de tener hijos usando a terceras personas. Si tus ovocitos acaban destinados a investigación, la ley es clara, no tienen por qué preguntarte nada”.

Nuria Coronado Sopeña

Y es que la de la “donación” de gametos, que lleva regulada en España desde 1988 a través de una ley que establecía un máximo de seis hijos por donante y un Registro Nacional de Donantes, sigue sin regular ni garantizar el control en los procesos o en una base de datos. Una realidad que no ha impedido la falta de garantías. Y es que da igual el país en el que se produzca la donación. El mensaje no cambia. “Nos venden que tenemos que ser muy felices porque vamos a cumplir el sueño de otra mujer de ser madre, pero no te dicen que nuestros óvulos pueden ser exportados y acabar en un vientre de alquiler”

Tampoco hay rastro alguno en la publicidad de las clínicas en un fenómeno cada vez mayor. “Como el que vienen a España de otros países a hacer turismo reproductivo”, subraya dicha experta. Las cifras de dicho turismo no son moco de pavo. “Solo en 2018 el 53% del total del negocio a personas extranjeras residentes en otros países, fue de 8.482 ciclos con ovocitos donados. Un tercio de los óvulos que nos extraen. De hecho, el 45% de la clientela extranjera proviene de Francia, ya que allí no está permitido a mujeres solteras y tienen un límite de edad. En ese mismo año en las clínicas de Málaga el 80 % de la clientela era extranjera, y en la Comunidad Valenciana, Baleares y Cataluña, entre un 60 y un 70%. No solo eso, en España el 9% de menores que nacen son reproducción asistida, y subiendo”. 

El segundo país del mundo en exportación de óvulos

El negocio de la compra-venta de óvulos es tal que España es ya “el segundo exportador mundial de óvulos, solo por detrás de EE. UU, que es el único que nos supera en eso y en número de clínicas de fertilidad. Allí pueden verse anuncios en los que se detalla el color de piel o de ojos o el carácter de la donante. Y si encima estudias en una universidad de prestigio, tus notas son brillantes, que te las piden, ojo, o tocas el piano, por ejemplo, te pueden pagar auténticos pastizales. ¡Hasta 30.000 dólares si eres donante VIP!”, resalta. Una cifra que, “aunque de puertas para afuera pueda verse atractiva, en el caso de que haya complicaciones médicas -que tienen que sufragar como pacientes-, no sale en absoluto a cuenta”, añade.

Gutiérrez también apunta a otro derecho que se pierde con el anonimato en las donaciones y que contraviene la Convención de los Derechos del Niño y la Niña. “En cuanto a conocer su identidad y su origen biológico, y por estos motivos, entre otros, ya se han constituido al menos dos asociaciones de personas adultas nacidas de donación de gametos y vientres de alquiler”. 

Así las cosas, nuestro país está en el punto de mira por esta lentitud en una Ley que nunca llega. “Desde Alemania, donde tanto la gestación subrogada como la donación de óvulos están prohibidas, por considerarse explotación reproductiva, una iniciativa feminista para evitar su legalización, llama la atención sobre España, República Checa y Polonia que no cumplen la normativa europea que prohíbe la comercialización de partes del cuerpo y otorga a las niñas y niños el derecho a conocer su origen biológico y que se deben tomar medidas legales contra los proveedores que ofrecen tratamientos con óvulos de forma anónima, ignorando la Carta Europea de Derechos Fundamentales y la Directiva sobre tejidos de la Unión Europea”. 

Una diana que nos señala y que explica que España sea un paraíso para este mercado. “En otros países el anonimato de los donantes no está permitido, entre ellos Inglaterra, Holanda, Noruega, Dinamarca y Suiza”. La solución para que todo esto cambie y se respeten todos los derechos (de donantes y de los niños y las niñas que nazcan de los tratamientos) pasa según dice la representante de CIAMS por denunciar y contar la verdad. “Hay que visibilizar que sí, que en España hay explotación reproductiva y que de esto no se habla, que ha sido disfrazada de generosidad, porque nosotras parecemos que estamos aquí sólo para sacrificarnos por los demás, y en este caso, por el bien del negocio. Las mujeres que están empezando a contar sus testimonios son fundamentales, están abriendo una vía importantísima para luchar por nuestros derechos, porque como se suele decir, lo que no se nombra, no existe”.

Pero la representante de CIAMS no solo habla del aumento de la explotación reproductiva a la que someten a las mujeres, “ni de que nuestra salud es la última de sus preocupaciones, es que además se está incumpliendo la ley que regula la publicidad de estas clínicas respecto a la donación constantemente. No hay que perder de vista que la única donación por la que se paga es por la de gametos. En todos estos años se ha infringido la ley al pagar por ellos y al publicitar el pago por donación. No se ha creado el registro de donantes previsto, no se han estudiado en condiciones las secuelas de la hiperhormonación en las donantes, las hijas e hijos nacidos de esas donaciones no tienen derecho a conocer su origen, lo que vulnera normas internacionales… ¡y nadie ha hecho nada! Probablemente, estemos ante uno de los casos más escandalosos de dejadez y vista gorda de las autoridades sanitarias de los gobiernos de los últimos años y de los órganos reguladores de la publicidad, sólo por nombrar algunos”. 

La Ley además no especifica el número de veces que se dona, sino el número de hijos nacidos de donante que es de seis. “Desconocemos cómo se ha establecido un número seguro de donaciones, cuando hay mujeres que han acabado en urgencias en su segunda vez y otras han estado a punto de morir en la tercera extracción. Porque hay mujeres que mueren, que quedan estériles, que desarrollan cáncer, que tienen hiperestimulación ovárica, que desarrollan endometriosis… con el único factor en común de haber sido donantes todas ellas”.

Primero donas y luego tienes problemas para concebir

Y es que, de las pocas encuestas que se han hecho a donantes, se habla de que entre un 5% y un 10% tienen problemas de fertilidad después de donar. “No hay que olvidar que en EE. UU se han reportado varios casos de cáncer relacionados con esta práctica en mujeres sin otro factor de riesgo a excepción de haber donado o con antecedente familiar. El cáncer de mama ha sido relacionado con la administración de estrógenos, y se han reportado casos de endometriosis por la misma causa. Eso sin hablar del efecto psicológico que puede causar que una donante luego quiera ser madre y no pueda, y pensar que hay niños en otra familia con sus genes. Todo esto deja en evidencia a una industria que extrae beneficios y no asume las secuelas". 

Otro estudio que Gutiérrez resalta y que es de septiembre de 2020, cuestiona el consentimiento informado que firman las mujeres donantes. “Porque no se puede informar de lo que no se ha investigado. Este estudio afirma que las clínicas minimizan los pocos riesgos a corto plazo, que sí se conocen. Llevamos más de tres décadas de tratamientos de fertilidad y no se han estudiado los efectos a medio y largo plazo de producir entre 15 y 20 óvulos en un solo ciclo y a veces más”.

Además, tampoco se hace seguimiento a la salud de las donantes. “Ahora se limita a que tras la punción deberán permanecer en el centro entre una y tres horas, hasta que terminen los efectos de la sedación y acudir con acompañante. Después podrá desplazarse a su domicilio y hacer reposo el resto del día. Unos diez días después de la punción tendrá la menstruación y pasadas entre cuatro y seis semanas de la punción, volverán a hacerle una revisión para comprobar que su recuperación es correcta. ¿Pero que pasa a medio y largo plazo de la salud de las donantes?”, se pregunta. Su respuesta es que “en treinta años de ovodonación casi no hay estudios, o se basan en muestras muy pequeñas, sobre la salud de las donantes, ni sobre sus efectos en la fertilidad, por ejemplo, ni sobre la incidencia de cáncer, ni de endometriosis, y no será por medios, porque una de las clínicas más potentes tiene hasta una app que escanea la cara de la receptora del óvulo y le busca a la donante que más se parece a ella, un sistema de transporte alucinante, donde puedes elegir hasta si los gametos que has comprado los quieres recibir en otro país o en otra clínica, van en contenedores con GPS, con tracking en tiempo real que te dice dónde están y a qué temperatura, y hasta pueden viajar en la cabina del avión y no pasar por rayos X, que no es por dinero, es porque una vez nos han exprimido, dejamos de importar”.

Otra parte que las clínicas callan es el efecto de estos tratamientos de extracción de óvulos en la fertilidad. “Dicen que no se ve afectada. Pero apenas se han parado a investigarlo. En lo que no pierden el tiempo es en estudiar cómo mejorar los tratamientos para extraernos cada vez más ovocitos. Si en 2009 nos sacaban 14 de media, en 2015, casi 17 y ahora estamos en más de 19. El Ministerio de Sanidad, las autoridades, tienen una responsabilidad con nosotras, que están ignorando de forma escandalosa”, resalta. Y es que, si ya con un primer tratamiento se produce una explosión hormonal en el cuerpo, Gutiérrez se cuestiona cómo “según la ley con la que se puede donar hasta en seis veces, y que casualmente es el límite recomendable para una mujer sana, qué efectos causarán. ¿En qué basamos ese límite? Pues no lo sé sinceramente, porque cada vez escucho más casos de mujeres que en su segunda o tercera donación tiene problemas graves. Pero cuando ves los packs que se ofertan puedes acceder, como receptora a la remesa completa óvulos o compartirla, o sea, 15 óvulos, o cuatro, o cinco depende del precio. Siguiendo con la ley actual, el artículo 21 establece las condiciones para un registro nacional de donantes. Y habla de un real decreto que debería regular este registro y por el que estamos esperando desde 2006. En realidad, desde 1988”.

Antes de seguir hablando sobre la explotación de óvulos me gustaría saber tu parecer por el golpe que la presidenta italiana acaba de dar sobre la mesa ilegalizando los vientres de alquiler.

Me parece vergonzoso que haya tenido que ser Meloni, una política de extrema derecha, la que haya que tenido que prohibir la compraventa de recién nacidos y nacidas y la explotación de sus madres. Y que, desde la izquierda, o los colectivos LGTB, se diga que esto vulnera el derecho a ser padres. Es como si se protestara contra la abolición de la esclavitud por perder el derecho a ser cuidados. Parece que cuando se trata de los Derechos Humanos de las mujeres no tenemos la consideración de personas, porque a nadie se le ocurrió pensar que los esclavos que no huían estuvieran consintiendo. Las mujeres no existimos para cumplir los deseos de paternidad de nadie, y ni siquiera cuando hablamos de altruismo, porque yo no puedo ser altruista disponiendo de la vida de un o de una bebé, de otra persona, lo mismo que no puedo ejercer la filantropía o la caridad con el dinero de otra persona. El hecho de que se haya prohibido por ser un delito contra la humanidad es algo que ya debería haberse hecho en España, que tanto presume de gobiernos "feministas", en lugar de mantener la Instrucción 2010 y de permitir el falseamiento de los datos registrales para que un bebé comprado en Ucrania figure como nacido en España. Es lamentable. Sin duda Meloni ha hecho más por las mujeres que Irene Montero y ahora Ana Redondo.


Según el ministerio de Sanidad la donación de ovocitos es “un acto altruista, voluntario y confidencial” de material genético… ¿El altruismo suena a lo de la libre elección en la prostitución?

La libre elección de las mujeres no existe y mucho menos cuando estás en situación precaria. En los países donde no se paga nada no dona casi nadie, y en los que se paga por hacerlo, cuánto más se paga o más mujeres en situación de vulnerabilidad o urgencia económica, más proveedoras hay. ¿Realmente las mujeres que viven en España se mueven por el altruismo? El 60 % de los óvulos que se usan en Europa para tratamientos se extrae aquí. ¿No será más bien que el salario de un mes es una compensación que muchas necesitan para pagar el alquiler, por ejemplo? Y si tienen que cruzar una frontera, como en el caso de las ucranianas que van a otros países donde pagan más, lo van a hacer y no por altruismo. Si hasta las clínicas de EE. UU hablan de compensación por las molestias y que no es una venta, cuando ha habido extracciones por las que se han pagado decenas de miles de dólares.

El Ministerio de Sanidad también señala que el primer paso consiste en acudir al centro de reproducción humana asistida autorizado, donde le darán “información exhaustiva” sobre todo el proceso de donación y contestarán todas las dudas que puedan surgirle al respecto. ¿Cómo se controla que esto se da? ¿Cuál es la realidad?

La realidad es que se les da una información bastante incompleta. Los estudios de los efectos de la medicación se han centrado en los efectos a corto plazo, como el SoHO, que puede precisar hospitalización y hasta cirugía en sus casos más graves. Los efectos a medio y largo plazo no han sido estudiados, y eso que estamos hablando de una técnica que lleva practicándose desde finales de los años 80 del siglo pasado, y que, en el caso de España, se hace en una media de 15.000 mujeres al año. 

En esta misma Sociedad Española de Fertilidad (SEF) se habla de una revisión posterior que, en la mayoría de los casos, no se realiza. En ningún momento se informa a la proveedora de que sus óvulos pueden ser utilizados para investigación o para un proceso de gestación subrogada en otro país. Cada año miles de mujeres vienen a nuestro país a someterse a tratamientos de fertilidad con óvulos comprados, y el mayor banco de óvulos de Europa tiene su sede en España y te garantiza el traslado de los gametos a la clínica de elección de la clientela.

Por otro lado, la Cartera Común de servicios de reproducción humana asistida que se ha ido actualizando hasta el 2014, habla de la finalidad de la misma y de las técnicas a seguir, pero en ningún momento se tiene en cuenta a las donantes. Se parece mucho al borrado de las madres explotadas por vientres de alquiler.

Es increíble, te hormonan para que tus ovarios trabajen veinte veces más de lo normal, pero las “donantes” no tienen protocolos de seguimiento de su salud, ni siquiera tienen la consideración de grupo de riesgo para futuras complicaciones ginecológicas. Borrarnos es el primer objetivo, las proveedoras son anónimas, las proveedoras dejan de existir en el momento que se les extrae el producto y eso que van a aportar la carga genética más importante del bebé. Porque hay una cosa muy clara, la paciente para la industria siempre es la compradora, nunca la mujer que castiga su salud para obtener la materia prima de este negocio. Y lo peor es que ya hay evidencias de la relación entre cáncer y la hiperestimulación ovárica.

Seguimos sin tener noticias del famoso registro de donantes. Más de 30 años…va la cosa muy lenta ¿no?

Según la Sociedad Española de Fertilidad está el Sistema de Información de Reproducción Humana Asistida (SIRHA) pero la última referencia de implantación es de 2022 y aún no estaba al 100% en varias comunidades autónomas. De todas formas, debería estar regulado por decreto, proyecto legislativo que lleva desde 2021 redactado y esperando su aprobación. En este caso parece que primero se puso en marcha la implantación del registro, luego se legisló, pero no del todo, y además contra toda lógica, tres años después de su puesta en marcha, aún no estaban todas las clínicas, cuando desde 2015 es obligatorio para todos los centros contribuir al volcado de datos en los Informes de Actividad anuales.

Recordemos que desde 1988 debería haberse regulado según establecía la ley y hay un decreto de 1996 que se suponía que sentaba las bases para ese registro, pero realmente empezó en 2018 a implantarse. Sinceramente, es bastante preocupante que todo esté en manos de una entidad privada como es la SEF, que hace jornadas de trabajo sobre transferencia de huso materno (cambiar la carga genética del óvulo) y que ignora las recomendaciones del Comité de Bioética.

¿Se tiene que prohibir la donación de óvulos?

Sí, y aunque sólo fuera por la falta de evidencia de sus consecuencias en la salud de las proveedoras, debería ponerse en pausa. Las autoridades sanitarias están faltando a sus obligaciones, se sabe de sobra que puede haber complicaciones. El riesgo es mayor del que indican, ¿cómo se atreven las clínicas a afirmar que no hay riesgos importantes si no han hecho seguimiento de ninguna de las mujeres que han pasado por su centro a vender óvulos? 

Además, hay muchas cuestiones morales y éticas que no se han tratado como deberían, hay hasta informes del Comité de Bioética de España que cuestionan el consentimiento informado de clientas y proveedoras y la forma en que se le cuenta u oculta a los menores su origen, que no olvidemos es un derecho humano usurpado, el derecho a la identidad. El anonimato es indefendible, pero la industria insiste que si lo quitamos aumentará el precio de los tratamientos, la misma industria que te habla de cumplir sueños vulnera derechos fundamentales en nombre del negocio. Asimismo, tal y como se hace ahora mismo, con extracciones de 20 óvulos de media por ciclo, se está vulnerando la ley ya que se califica como falta grave “la realización continuada de prácticas de estimulación ovárica que puedan resultar lesivas para la salud de las mujeres donantes sanas” y sin estudios ¿cómo podemos afirmar que no se daña su salud?

¿Piensan en algún momento las donantes el empaque de saber que son madres de hijos e hijas que nunca sabrán de ellas?

La industria les repite hasta la saciedad que no son madres. La ley dice que la filiación la determina el parto, hayas conseguido el embarazo con óvulos propios o comprados, se insiste mucho en que es confidencial y anónimo, y aun así muchas de ellas lo piensan… Esto no es como una extracción de sangre, es un aporte de material genético, es una decisión que perdura en las siguientes generaciones, ahora mismo la donación es anónima, pero puede pasar que un hijo o hija te busque en unos años, está pasando en muchos países y en España ya hay una asociación de concebidos por donación de gametos. Es un tema que pide un debate público ya, porque sólo en 2021 nacieron 2.741 bebés de óvulos comprados, y esos niños y niñas tienen derecho a saber de dónde vienen.

¿Cuándo llegan las mujeres a las clínicas el "marketing del buenismo" de las mujeres funciona a todo trapo?

Antes de llegar ya han recibido un bombardeo de buenismo, anuncios de clínicas que te hablan de superpoderes y de hacer felices a otras mujeres, algo que sólo pueden hacer las que cumplan con unos requisitos, te hacen creer que eres especial. Estamos llegando a apelar a la responsabilidad ante el invierno demográfico y para lavar la imagen de la industria hasta se garantiza adopción de abejas y plantar árboles por cada “donación”.

Durante el proceso te halagarán por tu generosidad y el trato será exquisito, pero claro, si hay complicaciones se lavarán las manos, y no se harán responsables, has consentido, has firmado, ya te avisaron, o “eso que te pasa no tiene nada que ver con las hormonas”. La mayoría de las complicaciones son asumidas por la Seguridad Social, y en ese sentido, las autoridades sanitarias deberían reclamar esa responsabilidad, ya que el personal médico es quien tiene los conocimientos para determinar si una torsión de ovario, por ejemplo, o una endometriosis es causada por los tratamientos de estimulación ovárica.

Hay clínicas que además de donación tienen otros servicios como son los de la cirugía estética y facilitan a las donantes pagar un aumento de pechos con la donación de óvulos o viceversa…

Esta práctica va totalmente en contra de la ley, que los califica como falta grave, la donación de óvulos no puede ser en ningún caso un pago en especie, ya que como se dice en el Art 5. 3. “La donación nunca tendrá carácter lucrativo o comercial. La compensación económica resarcitoria que se pueda fijar sólo podrá compensar estrictamente las molestias físicas y los gastos de desplazamiento y laborales que se puedan derivar de la donación y no podrá suponer incentivo económico para ésta”. La compensación que se recibe se supone que es por los gastos de desplazamiento, por ejemplo, pero si lo traducimos a un descuento comercial se ve claramente que ya no es altruismo y que no es como el resto de las donaciones, en ningún seguro médico creo que hagan descuento por donar sangre, ni te pagan por hacerlo.

¿Qué es lo más perverso de la explotación reproductiva?

Eso es difícil de responder porque hay muchas cosas. La vulneración de Derechos Humanos, la cosificación, el mercantilismo, el cinismo de prometer cumplir sueños mientras arrasas con la salud de las mujeres, no sólo de las proveedoras de óvulos, sino también de las mujeres que se someten a tratamientos de fertilidad una y otra vez, ver como la industria decide sobre nuestra salud en función del beneficio, traicionando el principio de “no hacer daño”, porque como me decía una donante “¡cómo iba yo a creer que esto me iba  a hacer daño, si estaba en una clínica!”. El sesgo de género que observamos en la Medicina en general, en este campo es brutal. Si este mismo tratamiento se aplicara a hombres, habría estudios previos, ensayos clínicos, nadie se plantearía como normal que el aparato reproductivo trabaje a un ritmo veinte o treinta veces superior al habitual. Pero somos mujeres ¡qué más da que no puedas respirar, que te salgan bultos en el pecho, que te dobles de dolores o que tengas ataques de ansiedad! ¡qué más da que tengas endometriosis, o cáncer! ¡qué más da todo si somos mujeres!


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